¿SUSTANCIAS O LUDOPATÍA?
¿Las Sustancias son Más Peligrosas que las Apuestas?
Día a día recibimos múltiples avisos sobre el alarmante incremento de adolescentes apostando en las escuelas. Esperan ansiosamente el timbre del recreo, no para charlar con sus compañeros, acercarse a la chica o chico que les gusta, o disfrutar de la merienda que trajeron de casa, sino para apostar. Esta tendencia es especialmente notoria entre los varones, impulsados por un ímpetu desenfrenado de ganar dinero apostando en deportes o en juegos de azar.
Muchos padres tal vez no sean completamente conscientes de las actividades que sus hijos realizan con sus móviles. A veces, saben que sus hijos apuestan pero restan importancia a la situación, viéndolo como algo inofensivo y menos peligroso que el alcohol, el cannabis y otras sustancias. Incluso pueden considerar las ganancias ocasionales como un paso hacia la independencia económica. Sin embargo, apostar es ilegal para menores de 18 años y puede tener consecuencias graves.
Es crucial que el Estado comience a regular la industria del juego y las publicidades, omnipresentes en la televisión, la radio, las redes sociales y la vía pública. Las apuestas se promueven con la misma alegría que un nuevo chocolate o un destino turístico, empujando al consumo y creando necesidades artificiales.
Comparación entre Adicciones
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta relacionados con adicciones sin sustancia. Las adicciones comportamentales, como la ludopatía, y las químicas, como la drogadicción, presentan perfiles clínicos y requieren enfoques terapéuticos similares. Ambas generan tolerancia, dependencia y abstinencia, con patrones conductuales problemáticos o desadaptativos.
Sin embargo, las adicciones sin sustancia suelen pasar más inadvertidas y están más aceptadas socialmente. La ludopatía es la adicción sin sustancia más extendida y la que más se atiende en atención primaria y consultas de psiquiatría. Esta adicción presenta un modelo contextual, social y neurobiológico muy similar al de las adicciones químicas.
Ludopatía: Un Peligro Subestimado.
La ludopatía puede ser aún más destructiva que las adicciones con sustancias. Mientras una persona alcohólica o cocainómana puede alcanzar un límite en su consumo debido al agotamiento físico o la saturación, un ludópata puede no tener límite. Un adicto a la cocaína puede gastar 150 o 200 euros en una noche, mientras que un ludópata puede jugarse miles de euros en solo unas horas y seguir dispuesto a apostar más.
En casos de juego patológico, el daño se origina rápidamente y tiene consecuencias terribles e inmediatas para el individuo y su entorno. El deterioro psicológico es significativo y requiere intervención temprana.
Un Llamado a la Responsabilidad
La Asociación Americana de Psiquiatría ha expresado que el juego patológico activa el sistema cerebral de recompensa de manera similar a las drogas de abuso, provocando síntomas clínicos comparables a los de las sustancias adictivas. Los efectos negativos de la adicción al juego incluyen depresión, ansiedad, estrés, insomnio, problemas familiares y dificultades laborales o escolares.
Es fundamental que los influencers y figuras públicas sean conscientes de la influencia que tienen sobre sus seguidores, especialmente los jóvenes. Promover sitios de apuestas puede parecer una opción fácil y lucrativa, pero las consecuencias pueden ser devastadoras.
La ética en el mundo de los influencers es un tema que no puede ser ignorado. Promover hábitos saludables, lecturas enriquecedoras y actividades constructivas es muy diferente a fomentar prácticas que pueden derivar en ludopatía.
Conclusión
La ludopatía y las adicciones químicas comparten muchos aspectos, pero la ludopatía tiende a pasar más desapercibida y a ser socialmente aceptada. Es esencial aumentar la conciencia sobre los peligros del juego, especialmente en el contexto del juego online, y promover una regulación más estricta para proteger a los jóvenes. Los influencers también deben asumir su responsabilidad y considerar el impacto de sus promociones.
Lic. Débora Blanca.
Instagram: @equilibratucamino